SIN CORTAPISAS

Por: Claudia Vázquez Andrade
Pagan justo por pecadores
Caray, el ejercicio del poder no tiene límites, y con razón o sin ella se ejerce al tomar determinaciones sin importar a quien lastime o afecte, de ahí que de pronto conozcamos casos en donde “jefecitos” hacen y deshacen sin que nadie haga nada, vaya, sin que nadie les ponga rienda, como dirían en el rancho.
Generalmente en el mal manejo del poder, los que siempre pagan los “platos rotos”, son los trabajadores, bueno, los burócratas, porque es en los gobiernos en donde el poder enloquece a los jefes y lo emplean para contratar o correr empleados según amanezca su humor, el clima o la circunstancia política.
Y aunque usted no lo crea, hay voces que aseguran que eso sucede en el Instituto Tamaulipeco para la Cultura y las Artes, ahí donde manda Héctor Romero Lecanda, de quien se asegura se entretiene acosando laboralmente a sus colaboradores.
Amén de que lo acusen de ser “fifí”, por la queja de no querer ayudar a las escuelas de Victoria cuando le solicitan las instalaciones del Centro Cultura o el Centro Cívico. o cualquier otro inmueble que está bajo su custodia.
Pero las quejas en contra del neolaredense, no termina ahí, y sus mismos colaboradores aseguran que producto del mismo ocio que tiene, vive buscando culpables de las acusaciones que le han hecho, o de los desaciertos cometidos en los eventos, bueno, los pocos que ha hecho el funcionario estatal.
Y el cese de la directora del Centro Cultural Tamaulipas, lo atribuyen, a que la hizo responsable de las quejas en su contra, el temor del resto de los colaboradores es correr con la misma suerte, porque nada le gusto, pese a que son ellos quienes sacan adelante los proyectos y claro el trabajo, para que el director siga manteniendo su chamba.
Pero bueno, dicen que el hilo se revienta siempre por lo más delgado, pues le tocó a la ahora ex directora del centro cultural, pagar por los desaciertos del jefe.
Ahora sí que se podría decir, como reza el dicho popular; tocó pagar justo por pecadores.