Una deuda pendiente.
SIN CORTAPISAS
Por: Claudia Vázquez Andrade.
Una deuda pendiente.
La fábula del lobo le queda muy adhoc a la Auditoria Superior del Estado de Tamaulipas, porque hasta hoy no ha pasado de informar las cuentas públicas rechazadas y los miles de millones de pesos que ello significa, pero, por razones no conocidas no ha habido denuncia alguna o proceso en contra de los responsables de esas “anomalías”.
Y como la historia que se repite de manera constante, este órgano de control, dependiente del Congreso del Estado, da a conocer otra vez, que, de un universo de 300 cuentas públicas revisadas de los años 2021, 2022, y 2023, 180 fueron reprobadas, y suman en conjunto 10 mil millones de pesos por comprobar.
De acuerdo con su auditoría, las principales fallas encontradas son: desorden en control interno; mezcla de recursos federales, estatales y propios; baja disciplina financiera. En pocas palabras, no se sabe de que bolsa están gastando.
Hoy, la amenaza en contra de los “reprobados” no es distinta, aunque tiene un agregado, que ahora si van a integrar expedientes para turnarlos a la Fiscalía Especializada en Combate a la Corrupción, al Tribunal de Justicia Administrativa, o a la Secretaría Anticorrupción, según corresponda lo incumplido.
Ante lo declarado, entonces la presunción es que ahora sí van a actuar en contra de los alcaldes, que aseguran son 40, y del resto de los entes gubernamentales que reprobaron sus cuentas.
Los tamaulipecos siguen demandando justicia para el caso de saqueo de recursos, porque la percepción es que la mayoría de los alcaldes y ex alcaldes se han enriquecido a su paso por las presidencias municipales.
Por ello, sin lugar a dudas, que, en caso de que la Auditoria Superior del Estado cumpla, más que con la amenaza, con su obligación y consigne los 180 expedientes a las autoridades correspondientes, será histórico, y el pueblo lo aplaudirá.
Ya veremos hasta donde alcanza la voluntad política para sentar en el banquillo de los acusados no solo a los que se fueron, sino a los que están en funciones y que también “reprobaron” sus cuentas públicas.
No ser iguales y no ser los mismos ya es historia, ahora lo importante es demostrar que la palabra, es compromiso.