SIN CORTAPISAS

Por: Claudia Vázquez Andrade

¡Y gano el poder!

Dicen que el poder se ejerce a plenitud o no es poder, y en México de eso ha dado cuenta la historia en los gobiernos de todos los colores, basta recordar al priíato y las innumerables reformas constitucionales realizadas para lograr sacar adelante sus “estrategias” de gobierno.

Ahí está el caso del fobaproa, la reforma eléctrica, la educativa, o la venta de activos de la nación que hicieron tanto Ernesto Cedillo, como Carlos Salinas de Gortari, que para ello modificaron en la constitución lo que hubo necesidad. O el caso del panismo, que también en el uso del poder hizo de la constitución su instrumento de adecuación para gobernar.

Y hoy, no es distinto, las reformas y parches a nuestra carta magna es de todos los días, y a diferencia de otros tiempos, la oposición rechaza, por lo menos en lo mediático, todo lo que provenga del llamado gobierno de la cuarta “T”.

Sin embargo, como buenos ex priístas, bueno, la mayoría de los ahora morenistas y promotores de la transformación, saben ejercer el poder que representan, de ahí la presunción de que solo será cuestión de días para que la nueva reforma llamada “supremacía”, sea aprobada en ambas cámaras. Como ya es sabido, con la “supremacía”, que se espera sea aprobada esta misma semana, blindará todas las reformas constitucionales.

Es decir, que no habrá poder alguno que revierta una reforma siendo constitucional. Y esta estrategia nace precisamente de la resistencia que existe por parte de los integrantes del poder judicial tras la reforma que acaban de aprobar y que no termina por aterrizar dados los amparos, suspensiones y estrategias legales que han encontrado.

Pero como el ejercicio del poder no tiene límites, pues blindaron al poder legislativo del judicial, y aunque a botepronto se pueda ver como un exceso, finalmente se tendrá que reconocer que se tiene que respetar la independencia de todos los poderes, de tal forma que las determinaciones que tomen cada uno de ellos en su ámbito, no tenga objeción del resto. En pocas palabras, que cada quien haga su trabajo.