SIN CORTAPISAS.

SIN CORTAPISAS.

Por: Claudia Vázquez

No es culpa de la naturaleza

Dicen que “Cuando Dios da, da a manos llenas” y tal parece que no se falta a la verdad porque la prolongada lluvia que se ha registrado en Tamaulipas es una muestra de ello. Y es aquí donde surgen reacciones encontradas, por un lado; los beneficios que deja, como es el caso de la recuperación de presas y mantos acuíferos y por el otro; los daños que registra.
Y Tamaulipas no es ajeno a todo esto, sobre todo cuando se presentan inundaciones y en este momento varios municipios están padeciendo los estragos del agua, principalmente en los municipios de la zona conurbada, Tampico, Madero y Altamira, donde se generó un caos por los encharcamientos y el transporte público suspendió operaciones, así que las condiciones de riesgo para los peatones son mayores.
Las constantes lluvias también provocaron afectaciones en Ciudad Victoria y algunos deslaves en la carretera Rumbo Nuevo, que comunica a la zona del altiplano, lo que obligo a una vigilancia para brindar asistencia a los automovilistas, pero sobre todo para prevenir riesgos.
Y es aquí, en donde los gobiernos son puestos a prueba en las previsiones y organización, porque cuando la autoridad, a través de sus áreas de Protección Civil, en coordinación con Obras Públicas se prepara para enfrentar los estragos de esta naturaleza, las afectaciones son menores.
Pero cuando sucede lo contrario y frente a un clima cada vez más extremo, los resultados, son precisamente los que en este momento quedan al descubierto con la lluvia, y no solo la presencia de baches, sino también una mala infraestructura, pésimo drenaje y la falta de mantenimiento.
Lo que se vive con la lluvia es el resultado de una mala planeación, del abandono institucional y la indolencia de los responsables, no es culpa de la naturaleza.
Esperemos que estas precipitaciones y afectaciones sirvan no solo para que entiendan que los trabajos preventivos son importantes para evitar afectaciones mayores, sino también para buscar soluciones de fondo, porque el problema no es nuevo, siempre resultan afectadas las mismas colonias y ejidos y hasta hoy, nadie ha tenido la voluntad política para acabar con el problema de las inundaciones.
Pero lo peor del caso es que como siempre, el ciudadano común es quien terminara pagando los platos rotos, las autoridades siempre tendrán argumentos, cuando no es por la famosa curva de aprendizaje, es simple y sencillamente por negligencia

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