
SIN CORTAPISAS
Por: Claudia Vázquez Andrade
“Makito” no aprende
Dicen que tanto va el cántaro al agua, hasta que se quiebra, y esta conseja popular debería ser escuchada por el alcalde de Reynosa, Carlos “Makito” Peña Ortiz, porque de un tiempo a la fecha, entiéndase desde que le heredaron la alcaldía, propios y extraños le han “tundido” por todos lados y ya están pidiendo que deje el cargo, o bien sea destituido.
Desafortunadamente, “Makito”, por soberbia o novatez, no ha cambiado su estrategia de gobierno, de tal suerte que los reynosenses están como los victorenses, con una ciudad casi en ruinas, y a eso, hay que agregarle el trabajo de los diputados oriundos de esa ciudad fronteriza que también sueñan con gobernarla, pues el asunto se complica.
Pero, además, por si fuera poco, se suma al mal o casi nulo trabajo de “Makito”, los pendientes que tiene con la Auditoría Superior del Estado, y la serie de quejas y denuncias ante la Fiscalía Especializada en el Combate a la Corrupción.
Y esta última, en abono al tema, dio a conocer que “Makito” tiene abiertas cuatro investigaciones por los delitos de peculado, desvío de recursos y mal uso de atribuciones y facultades.
Pero ahí no terminan los problemas de “Makito” con esa fiscalía, porque también están investigando a dos de sus colaboradoras más cercanas, herencia también de su mami, que presuntamente realizaron contratos de difusión de actividades por un monto superior a los 300 mil pesos.
Así, que se podría decir que al alcalde reynosense, cuando no le llueve le llovizna, pero lo más malo de todo esto, bueno, eso dicen sus cercanos, es que no hay forma de ayudarle, porque por mala suerte o tozudez, siempre termina “cabeceando” para el lado del golpen.
En fin, el punto es que Carlos “Makito” Peña Ortiz, está en el ojo del huracán político por sus acciones, pero también, y por lo mismo, en la mira de los órganos de control del Estado, así que no descarte que solo sea cuestión de tiempo para que, renuncie, o los mismos ciudadanos, apoyados claro por el congreso, amparados por el mandamiento de ley, terminen destituyéndolo.