PRESENCIA

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Por: Ana Luisa García G
Las tragedias como recurso político
Las tragedias en México con impacto masivo, como fue el sismo de 1985 y ahora las lluvias torrenciales de la semana pasada, que en ambos casos dejaron a miles de mexicanos “con lo puesto”, además de enlutar a un gran número de familias, son fenómenos que en el termómetro político representan un recurso, para subir (o bajar) los bonos del gobernante. El ejecutivo nacional y los estatales, tienen en esta clase de eventos el escenario perfecto para proyectar su capacidad de respuesta, incluso de amor a su pueblo, o bien todo lo contrario, su incapacidad o insensibilidad.
Hay quienes minimizan los hechos, porque sus recursos intelectuales y políticos son menores; por el contrario, hay quienes magnifican un suceso en aras de un mayor lucimiento, fue el caso de Miguel de la Madrid Hurtado que hizo del sismo de 1985 su tablita de salvación, cuando el país atravesaba por una grave crisis financiera, con inflación alta, disminución del poder adquisitivo que afectaba principalmente a la clase asalariada, y para colmo una crisis en su deuda externa.
Claro que el sismo del 85 no fue poca cosa, no es que lo engrandeciera, pero si magnificó su desempeño como jefe de la Nación; le dio a sus actos una gran difusión sobre todo televisiva y en los noticieros trasmitidos por los cines, que ya en plena recuperación en 1986, se siguieron proyectando en las salas de espectáculos, principal entretenimiento de esa época.
Uno de esos escenarios está ahora en manos de la presidenta Claudia Sheinbaum, cuyo termómetro de popularidad, antes del fenómeno de la semana pasada anda por el 70 %. En su condición de mujer, se pensaría que con mayor sensibilidad, su rostro permanece sonriente en su recorrido por la zona devastada; sus asesores no le ayudan a delinea y proyectar la parte humanista, que debe estar presente no sólo en el terreno de las acciones materiales, como la entrega de colchonetas o cobijas, o el ofrecimiento de ayudar a los afectados a recuperar las condiciones de su hogar, sino dar la percepción, de estar sintiendo la tragedia.
Porque entre esas multitudes que la rodean en sus recorridos hay almas enlutadas, que si bien reciben con gusto una despensa, les vendría bien un abrazo, una palmada o cuando menos un mensaje sensible, que toque sus corazones, algo que no logra hacer con el anuncio del levantamiento de daños, preludio de que habrá acciones de reconstrucción para beneficios de los damnificados.
La circunstancia es que ya no hay políticos, como los de antes. Si usted quiere, actuaban, eran actores que protagonizaban una escena, pero daban calidez a los desprotegidos. La última mujer con cargo nacional que vi ponerse botas de plástico para atravesar una corriente de agua para poder llegar a un ejido, fue la señora Esther Zuno de Echeverría, la compañera, como a ella le gustaba que le llamaran.
Retomando el tema, en el terreno adverso de pérdidas económicas millonarias, estaremos viendo actuar a la gobernadora veracruzana, la cual debe de vigilar muy bien la aplicación de los recursos, que le hagan llegar de la Secretaría de Hacienda para enfrentar las necesidades más urgentes en este desbastador horizonte, aunque Nahle se refirió al evento como “un ligero desbordamiento”, pero los recursos que le harán llegar no serán tan “ligeros”, sino por el contrario, de gran solvencia. Esa es la otra parte de suma importancia, porque en las tragedias unos protagonizan la pena y otros van a la “pepena”, a ver que beneficio personal pueden obtener.
            PRESERVAN A LA CUERA COMO EMBLEMA DE TAMAULIPAS. – Se inició el procedimiento que vendrá a proporcionar la certeza o potestad de la Cuera Tamaulipeca para si, es decir para esta entidad geográfica. Es una forma para asegurar que esa prenda de vestir creada en 1915 y cuyo diseño único, representa a este estado, no pueda ser utilizada como identidad para otra región del país o bien otros países.
Esto no es algo superfluo, la de la pluma recuerda una película del Piporro, donde se adjudica la Cuera a Nuevo León, claro que no pasó de una anécdota para los tamaulipecos, pero para otros estados de México el mensaje incorrecto fue tomado como algo auténtico.
La Cuera fue creación de don Porfirio Reyna Mata, un artesano de Tula, cuyo diseño partió del “cotón” de los vaqueros utilizado para protegerse de las ramas de árboles en el campo y de otros elementos, como las espinas de algunas especies que pudieran causarles daño. Pero él le añadió los flecos y filigranas que hoy conocemos, y que representa a la flora de la región.
La cuestión es que esta solicitud de Declaración de Protección para la Indicación Geográfica de esta prenda que forma parte de lo que es Tamaulipas, su tradición y su cultura, ya está en marcha y se tramita ante el Instituto Mexicano de la Propiedad Industrial (IMPI). Quienes iniciaron el trámite y entregaron el documento y testimonios que afirma esa posesión, fueron la secretaria de Economía, Ninfa Cantú Deándar, en representación del gobernador Américo Villarreal Anaya y el rector de la Universidad Autónoma de Tamaulipas, Dámaso Anaya Alvarado.
También formó parte de la comitiva el presidente municipal de Tula, René Lara Cisneros; el secretario de Turismo, Benjamín Hernández en reunión con el director general del IMPI, Santiago Nieto Castillo.

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