Muy pocos… e impuntuales en el Coloso de Santa Úrsula
Faltando minutos para el silbatazo inicial, el Azteca estaba prácticamente vacío. La gente llegó tarde al debut del Tata Martino en casa.
El tráfico en las inmediaciones al Coloso de Santa Úrsula y el caótico día de quincena retrasó a la afición que lentamente ocupó las butacas del estadio.
Tras dos saques del portero Luis Mejía no se había escuchado el grito; sin embargo, fue en el tercero que un tenue sonido se oyó a lo lejos, pocas pero notorias voces.
El sonido local y las pantallas guardaron el mensaje diseñado para persuadir a los asistentes de entonar la palabra “puto”, que tiene bajo advertencia al Tricolor.
Poco a poco se sustituyó por cánticos de aliento, por el himno a Hirving Lozano: “¡El Chuuucky Lozaaano… el Chuuucky Lozaaano..!” cada vez que el del Nápoles encaró el marco panameño.
Si bien no faltó una que otra rechifla al colegiado, todo pareció indicar que los aficionados mexicanos entendieron el mensaje.