El arte de la fuga

El arte de la fuga

Por Desiderio García Sepúlveda

México, el último de la fila

México cerrará este año como el país de menor crecimiento económico de América Latina. No es una  interpretación alarmista, las cifras no mienten: es el diagnóstico reciente de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal). Apenas 0.4% de expansión del PIB en 2025, seis veces por debajo del promedio regional. El dato no sólo incomoda; retrata una economía atrapada en la inercia, sin impulso claro y con señales preocupantes de agotamiento.

El contraste es brutal. Mientras el promedio latinoamericano ronda el 2.4%, e incluso economías golpeadas por crisis profundas, sanciones o inestabilidad política, como Venezuela, crecerán más que México, aquí el motor interno se apaga. La Cepal identifica dos causas centrales: la desaceleración del consumo y la contracción de la inversión. Dicho sin rodeos, la gente compra menos y los empresarios invierten con cautela, ante la desconfianza en el marco jurídico y económico mexicano.

Además México arrastra un sexenio perdido en términos de crecimiento. El gobierno de Andrés Manuel López Obrador cerró con un promedio anual de apenas 0.9%, el peor desempeño en 36 años. El primer año del gobierno de Claudia Sheinbaum no rompe con esa tendencia; al contrario, la profundiza. Desde los años de Miguel de la Madrid Hurtado no se veía una economía tan débil.

A esto se suma un entorno externo cada vez más adverso. La imposición de aranceles por parte de Estados Unidos a productos mexicanos ha golpeado directamente los anuncios de inversión y la materialización de proyectos. La inversión extranjera, tantas veces anunciada como tabla de salvación, avanza a un ritmo menor del prometido. La oportunidad existe, pero requiere certidumbre jurídica, reglas claras y una política industrial consistente.

Paradójicamente, algunos indicadores macro económicos muestran orden. La inflación cerraría el año en 3.8%, por debajo de 2024, y el déficit fiscal se reduciría al 4.4% del PIB como parte de una estrategia de consolidación del gobierno. Pero el control fiscal, sin crecimiento, sabe a victoria pírrica. La deuda pública sigue aumentando y alcanzará casi 54% del PIB. Ajustar sin crecer sólo compra tiempo; no resuelve el problema de fondo.

La Comisión Económica para América Latina y el Caribe anticipa una leve mejora para 2026, con un crecimiento de 1.3%. Aun así, México seguiría entre los últimos lugares de la región. El mensaje es claro: no se trata de un tropiezo coyuntural, sino de un estancamiento estructural.

Crecer menos que todos no es sólo un mal titular. Es menos empleo, menores ingresos y más frustración social. México no está en crisis, pero sí en pausa prolongada. Y en economía, quedarse quieto, tarde o temprano, también es retroceder.

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