El arte de la fuga

El arte de la fuga

Por: Desiderio García Sepúlveda

AMLO se fue, pero la opacidad se quedó

—La ASF detecta anomalías en el gasto público de su último año de gobierno, mientras arrastra más de 57 mil millones sin aclarar de ejercicios anteriores. —

En su primer día como presidente, Andrés Manuel López Obrador prometió erradicar la corrupción “de tajo”. Seis años después, los resultados contradicen esa promesa. La Auditoría Superior de la Federación (ASF) presentó recientemente el primer informe de la Cuenta Pública 2024, que corresponde al último año de su mandato, donde se detectaron 662 millones de pesos sin justificar. Esta cifra es solo una muestra del desorden financiero que dejó su gobierno.

Entre 2019 y 2023, la Auditoría Superior de la Federación (ASF) reportó más de 33 mil millones de pesos sin aclarar y mantiene en seguimiento otros 24 mil millones. En total, hay más de 57 mil millones de pesos bajo sospecha. Esto no parece un problema aislado ni el resultado de errores administrativos: evidencia patrones sistemáticos de opacidad y desvío.

Seguridad Alimentaria Mexicana (Segalmex), una creación del propio López Obrador, concentra el 20 por ciento del presunto daño patrimonial, con más de 6 mil 600 millones sin justificar. Le siguen la Secretaría del Bienestar, con casi 4 mil millones, y la Comisión Federal de Electricidad (CFE), con otros 3 mil 700 millones. Estas instituciones, pilares de su proyecto político, hoy enfrentan investigaciones sobre sus cuentas.

Aún más preocupante es lo que no se audita. Aunque el gobierno federal ejerció el 80 por ciento del gasto nacional, solo el 34 por ciento de las auditorías desde 2023 se dirigieron a sus dependencias. En cambio, la fiscalización se concentró en estados y municipios. ¿Se trata de una omisión técnica o de una estrategia deliberada?

La llegada de Claudia Sheinbaum a la presidencia ocurre bajo la sombra de la opacidad. Hereda no solo cifras alarmantes, sino también una narrativa oficial que persiste en que el combate a la corrupción ha sido exitoso. La nueva mandataria tiene la oportunidad de marcar una ruptura real con ese legado o de convertirse en una cómplice silenciosa.

No obstante, el camino no es sencillo. Morena controla el Congreso de la Unión y muchos de sus legisladores siguen considerando a López Obrador como líder moral. En este contexto, es poco probable que se impulsen investigaciones profundas; más bien, se buscará responsabilizar a funcionarios menores o archivar los casos más delicados.

Como advirtió Benito Juárez: “La causa de los males de México ha sido la impunidad”. López Obrador no la combatió; la gestionó con nuevas reglas y viejos vicios. Ahora, Claudia Sheinbaum enfrenta una disyuntiva histórica: romper con esa herencia o perpetuarla.

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