
El arte de la fuga
Por: Desiderio García Sepúlveda
Cambio en el INM: relevo sin justicia
El relevo en la titularidad del Instituto Nacional de Migración (INM), anunciado recientemente por la presidenta Claudia Sheinbaum, parece ser, más que un acto de renovación institucional, una maniobra para cerrar con discreción uno de los episodios más graves y vergonzosos de la política migratoria nacional: la muerte de 40 migrantes en Ciudad Juárez, Chihuahua en 2023.
El arribo el próximo primero de mayo de Sergio Salomón Céspedes, ex gobernador de Puebla como relevo de Francisco Garduño, es una noticia menor frente a lo que no se está diciendo: la salida del actual comisionado será por la puerta de atrás, pero sin rendición de cuentas ni justicia para las víctimas.
Durante más de un año, Garduño se mantuvo al frente del Instituto Nacional de Migración (INM) a pesar de enfrentar un proceso penal por omisiones que derivaron en esta tragedia. Su salida se produce justo cuando se ha pactado una “suspensión condicional del proceso penal” a cambio de ofrecer una disculpa pública. ¿Desde cuándo una tragedia de este calibre se resuelve con una disculpa? ¿Qué mensaje envía el gobierno a las víctimas y a sus familias con esta decisión?
El argumento sobre “la buena relación que el funcionario tiene con su contraparte estadounidense”, que manejó la presidenta Sheinbaum para mantener a Garduño en el cargo, es una muestra clara de prioridades mal ubicadas. En lugar de centrarse en los derechos humanos y en garantizar justicia a las víctimas, se privilegió la diplomacia con un socio comercial que, dicho sea de paso, ha endurecido sus políticas migratorias con el regreso de Donald Trump a la presidencia.
Según datos de la Fundación para la Justicia, además de las 40 personas fallecidas, otras 27 sobrevivieron al incendio del 27 de marzo de 2023 en la estación migratoria de Ciudad Juárez. Muchos de ellos arrastran secuelas físicas y psicológicas. Sin embargo, el gobierno decidió que no habrá castigo penal para Francisco Garduño. Esto ha sido interpretado por organizaciones civiles y deudos, como un claro ejemplo de impunidad y justicia selectiva.
La llegada de Salomón Céspedes al Instituto Nacional de Migración no borra el pasado. Al contrario, carga con una deuda que el Estado mexicano no puede seguir evadiendo. Si este relevo no viene acompañado de una revisión profunda del modelo migratorio, seguirá siendo más de lo mismo: control sin derechos, burocracia sin responsabilidad y tragedias sin justicia.