El arte de la fuga
El adiós envenenado de Ken Salazar
Por: Desiderio García Sepúlveda
Se despide Ken Salazar después de poco más de tres años al frente de la embajada de Estados Unidos en México. El diplomático estadounidense con su inseparable sombrero vaquero llegó en septiembre de 2021 al puesto y el día de ayer dio por terminada su gestión en nuestro país, no sin antes levantar polvareda con su discurso de despedida.
Debemos recordar que la luna de miel que vivió el gobierno de México con la embajada de Estados Unidos a través del embajador Salazar llegó a su fin casi al final del sexenio de Andrés Manuel López Obrador.
Los puntos de ruptura fue la polémica por la captura de Ismael “El Mayo” Zambada en Estados Unidos y la controvertida reforma judicial en el Congreso mexicano. El embajador americano expresó su inconformidad por la elección directa de jueces, manifestando que era un riesgo para la democracia en México.
López Obrador que en mejores tiempos consideró al diplomático como “un hombre bueno y sensato” calificó la postura de Salazar como prepotente e injerencista poniendo en punto muerto la relación entre el gobierno y la embajada americana.
En cuanto Claudia Sheinbaum Pardo tomó protesta como presidenta de México, el discurso de Ken Salazar se endureció, y la relación entre el gobierno de México y la embajada de Estados Unidos se enfrió todavía más.
Ken Salazar empezó a fincar responsabilidades al gobierno mexicano ante el enseñoramiento del crimen organizado, responsable del alza de violencia que vive nuestro país y la inagotable circulación de fentanilo por la frontera norte de México que inunda las calles de la Unión Americana, lo que ha provocado que se enciendan los focos rojos por una emergencia social y sanitaria.
Si a esto le sumamos el triunfo del republicano Donald Trump en las elecciones para la presidencia del vecino país del norte y su discurso disruptivo en contra de México por la inseguridad, el tráfico de fentanilo, la migración y la amenaza del alza de aranceles ante la próxima negociación del Tratado de Libre Comercio de Norteamérica, es comprensible el distanciamiento de las relaciones de ambos países.
El ahora ex embajador en su mensaje de despedida le mandó un dardo envenenado al gobierno de Claudia Sheinbaum asegurando que México no es solo un punto de transito del tráfico del fentanilo que cruza a Estados Unidos, sino que también se produce la droga en territorio nacional, versión que choca con el discurso oficial difundido por el gobierno mexicano.
En respuesta a las declaraciones de Ken Salazar, la presidenta de México desmintió la versión del embajador, expresando que no existen pruebas de que se fabrique fentanilo en el país. Aseguró que los laboratorios para fabricar drogas sintéticas desmantelados por la Guardia Nacional han estado relacionados principalmente con la producción de metanfetamina.
El próximo embajador para México será Ronald Johnson, un veterano de la CIA y ex boina verde, un giro de 180 grados al perfil político de Ken Salazar. Con este nombramiento Donald Trump busca endurecer la política migratoria y las acciones de Estados Unidos en la guerra contra las drogas a través de su embajada. Por lo que se espera una política de choque y conflicto con el gobierno mexicano desde el primer día.
