Buscan “sueño mexicano”; se multiplican las solicitudes de asilo político
Las caravanas que han inundado el país en los últimos meses han dejado también una nueva realidad demográfica: ahora ya no sólo buscan llegar a Estados Unidos, cada vez más migrantes están pidiendo asilo en México de manera formal o de plano se están insertando en la sociedad mexicana sin tener papales, lo cual impacta en su expectativa de vida.
Según datos de la Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados, mientras en 2013 sólo mil 296 personas han solicitado asilo, en los primeros cuatro meses del año la cifra alcanzó 18 mil 365.
Si bien la Ciudad de México y su zona conurbada se están convirtiendo en los sitios predilectos de los migrantes para quedarse, también otros puntos de la geografía nacional les han dado acogida como Tijuana, donde la Pequeña Haití es una colonia floreciente.
CIUDAD DE MÉXICO.
“Sin duda, la Ciudad de México se ha convertido en el centro de residencia de los extranjeros con protección internacional, particularmente las alcaldías de Álvaro Obregón, Benito Juárez, Coyoacán, Cuauhtémoc, Gustavo A. Madero y Miguel Hidalgo. Por el contrario, los municipios fronterizos del norte del país dejaron de ser destino de residencia entre 2013 y 2015”, según la Comisión Mexicana de ayuda a Refugiados (Comar).
Este patrón de residencia tiene su explicación en la necesidad de alejarse de los lugares con mayor violencia, situación de la que vienen huyendo para establecerse en espacios que les permitan oportunidades de desarrollo y fuentes de empleo”, señaló Comar en su último informe.
En octubre de 2018, una primera caravana salió de Honduras a la Ciudad de México; llegaron en noviembre dos mil 200 migrantes, un día después la cifra se incrementó a cinco mil 500; a dos días subió a siete mil 200, cifra estimada de las cuatro caravanas de centroamericanos que arribaron a la capital de acuerdo a la Comisión de Derechos Humanos en la Ciudad de México.
Ángel es de origen hondureño, llegó con la primera caravana que cruzó por el país con destino a Estados Unidos; ante la dificultad para poder cruzar se quedó en la ciudad. A seis meses, no cuenta con trabajo ni un techo para su esposa y sus dos hijos de 2 y 4 años, “sólo pidiendo (limosna) hemos pasado; hay personas que nos regalan comida, así hemos hecho. Mí plan es quedarme donde encuentre un trabajo y dónde vivir y sacar adelante a los niños”.
Según la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), desde octubre de 2018 a la fecha se ha registrado un incremento de migrantes que cruzan el país de forma irregular con rumbo a Estados Unidos. El promedio anual suele ser de entre 150 mil y 400 mil, cifra que podría duplicarse de acuerdo a estimaciones de Comar.
El titular de la Red Latinoamericana de Estudios Fronterizos Fernando Neira Orjuela señaló que de acuerdo con datos de la Comar, hasta el cierre de abril se habían recibido 18 mil 365 solicitudes de permisos para ingresar legalmente a México, que si se comparan con las que dio a conocer la Secretaría de Gobernación es mínima la atención.
Aunque la mayoría de los migrantes provenían de Honduras, también viajaron en el éxodo, nicaragüenses, colombianos salvadoreños, y guatemaltecos. Y de acuerdo con el Instituto Nacional de Migración, al menos una tercera parte de los centroamericanos eran niños.
Washington tiene 38 años; llegó a México en diciembre de 2018, sólo puede ver con un ojo y vende paletas en los cruceros de los límites de la Ciudad de México y el Estado de México donde duerme en un estacionamiento.
“Yo soy desplazado de Colombia; me vine con una idea de irme para Estados Unidos pero no quiero que me deporten a mi país tan violento, y ahora estoy aquí en México vendiendo estas paletas para sobrevivir y salir adelante, buscar la forma de cómo crear una microempresa, una pollería, algo económico, que yo me pueda sustentar”.
Según datos de la Patrulla Fronteriza y el Departamento de Seguridad Nacional en Estados Unidos, 109 mil 144 migrantes fueron detenidos en abril de este año.
Washington ha tramitado el refugio con Comar, se encuentra a la espera de resolución para quedarse en México: “Yo en el transcurso del día termino de vender estas paletas, compro más y ya al otro día me levanto a las seis de la mañana, me baño y salgo a vender para poder sobrevivir y comer y gracias a que unas personas aquí de México me dieron hospedaje en un estacionamiento”.
Límites Edomex-CDMX
Los límites entre la Ciudad de México y el Estado de México se han convertido en una zona de trabajo y vivienda para los migrantes; Mario es un joven de 29 años que llegó con sus hermanos y sobrinos a vivir en una vecindad: “Aquí vivimos por lo menos unos 15, cada quien renta su cuarto, paga, trabaja. Aquí en México trabajo lavando carros en un taller en Satélite”.
Olga es su hermana, lava ropa y cobra tres pesos por prenda para poder mantener a su hijo de 8 años que no puede estudiar en México por la falta de documentos. “Lo único que no hay es fuente de trabajo, bueno, a los migrantes no les dan empleo, me gustaría poder trabajar, así le doy una vida mejor y darle estudio porque lo tengo aquí sin hacer nada”.
Olga ha pedido refugio en México, pero ante la demora y los trámites que tiene que realizar ha desistido.
Para Bryan un hondureño de 19 años, su historia en México la vive desde la calle, “dormimos en la calle madre, no tenemos dónde quedarnos a dormir, hay que echarle ganas si uno quiere prosperar”.
Esta es la segunda vez que llega a México, la primera fue deportado en la frontera con Estados Unidos, en esta ocasión su meta es quedarse en la Ciudad de México y aunque ha buscado trabajo no ha encontrado por la falta de documentos, “he pedido trabajo en construcciones, en agricultura y lo que ellos me dicen es que necesitan papeles, una credencial mía, yo lo que quiero es sacar mi credencial y trabajar limpiamente”.
En lo que va del año, el Instituto Nacional de Migración ha detectado ciudadanos de países como Afganistán, Eritrea, Bangladesh, Nepal, Pakistán, India, China, Nigeria, Brasil y otros. También aumentó el número de cubanos. Actualmente más de mil están varados en Chiapas.