El día en que la Torre Eiffel vio por primera vez un avión
Es curioso, pero en la cuenta de Twitter de la Torre Eiffel, en París, Francia, la misma edificación cuenta su historia y publica en primera persona, así, podemos saber que mañana se cumplen 110 años de la primera vez que un avión cruzó por encima de ella.
“Me sobrevoló por primera vez el lunes 18 de octubre de 1909, el conde de Lambert, quien volaba un Wright, un avión compuesto de lona y madera, con una envergadura de 12 metros. ¡Una fecha importante en la historia de la aviación!
#Torre Eiffel”
EL VUELO DEL CONDE LAMBERT
Fue el primer vuelo de un dispositivo más pesado que el aire alrededor de la Torre Eiffel. La hazaña fue realizada por el barón de Lambert, un francés que volaba un avión de Wright, todo en madera y lienzo. Ocurrió el 18 de octubre de 1909, fueron los primeros pasos de la aviación y fue la primera vez que los visitantes de la torre pudieron ver un dispositivo de este tipo dar la vuelta sobre sus cabezas.
París es, desde que se construían los globnoa aerostáticos como únoca manera de elevarse sobre el suelo, la Meca de la aviación y la hazaña del Conde sucede durante la gran semana de “Port Aviation”, cuando hace noticia al obtener un record de altura, con 300 metros, al sobrevolar París, coronando su brillante exhibición sobre la “Ciudad Luz” con lo que entonces se calificó como “un arriesgado” viraje en torno a la Torre Eiffel.
Este vuelo, dentro de la historia de la aeronáutica, fue más un recorrido de prueba que un paso adelante en el conocimiento de la ciencia, pero aún marca un hito.
Ese 1909 resultó un boom en la aeronática, pues, de acuerdo con el sitio La historia de la aviación, “los aeroplanos comienzan a fabricarse en serie y el 25 de septiembre de 1909 se inaugura en el Grand Palais de París la primera Exposición Internacional de la Locomoción Aérea, en la que el aficionado puede elegir entre un Wright que se ofrece por 30 mis francos, un Antoinette que cuesta 25 mil o un Blériot, idéntico al que efectuó la travesía del Canal, al módico precio de apenas 10 mil francos. Asimismo, el público se entera de que la aviación no es un pasatiempo tan peligroso, reservado únicamente a “locos y temerarios”, pues durante todo 1909, el año en que se han efectuado más vuelos en lo que va recorrido de la incipiente actividad aérea, sólo tres pilotos han perecido ante los mandos: Lefévre, con un Wright, el 17 de septiembre, en Juvisy; Ferber, con un Voisin, el 22 del mismo mes, en Boulogne-sur-Mer, y el español Antonio Fernández, que se estrelló con un aeroplano de su propia construcción el 6 de diciembre, en Niza”.