El mundo de Chikorita, ultramaratonista mexicana
Alex Roudayna recorre las montañas en solitario, inmersa en su mundo. Vive con el Síndrome de Asperger, por eso no mira a los otros corredores. Los evita. No le interesa dialogar con alguno de ellos. En sus trotes la acompañan el Joker y el eco de sus carcajadas, tatuados en su piel. También el gato de Cheshire y aquella frase de la Reina de Corazones de Alicia en el país de las maravillas grabada en su brazo izquierdo en el idioma de Shakespeare (todo lo lee en inglés, desde pequeña): “My dear, here we must run as fast as we can, just to stay in place. And if you wish to go anywhere you most run twice as fast as that”.
Ella lo traduce para el reportero, como quien recita algo que se sabe de memoria: “Querida, aquí debemos correr tan rápido como podamos, sólo para mantenernos en su lugar. Y si deseas ir a cualquier parte, debes correr el doble de rápido que eso”.
Olvidé decir que Alex Roudayna es conocida como Chikorita, aquel pokemon del que adoptó el apodo y que “para muchos resultó más fácil pronunciarlo”, antes que el nombre propio. Tampoco dije que es mexicana y que a principios de septiembre su imagen se multiplicó en diarios y redes sociales debido a que conquistó los 150 kilómetros del TranSelkirks Run, en las montañas de Revelstoke en British Columbia, Canadá. Chikorita logró la hazaña en un total de 18 horas y 43 minutos, superando a su más cercana perseguidora por más de tres horas y media. De hecho, fue la segunda en terminar la prueba de los cinco días en ambas ramas.
Recorrer 150 kilómetros es una hazaña. Ahora, imagine que es en las montañas, con grandes probabilidades de perderse y soportar subidas y bajadas a un ritmo sobrehumano. Alex dice que no piensa en la carrera y menos en los rivales –le da lo mismo que sean hombres o mujeres-. “Entre más larga sea la distancia, es más la chance que tengo de conectarme conmigo misma. En la montaña te desconectas de todo”.
Le gusta desconectarse, crear su propio mundo con aquellos seres que la obsesionan y se repiten en su cuerpo a manera de tatuajes. Como aquellos rostros del Joker y el “HA HA HA” grabado en su bíceps izquierdo. También la sonrisa del gato que brilla y desaparece en el cuento de Alicia en el país de las maravillas, producto de la mente genial de aquel escritor conocido bajo el seudónimo de Lewis Carroll (¿sabrá Chikorita que su escritor favorito también tuvo el Síndrome de Asperger?).
Alex Roudayna nació en el DF, aunque los primeros años los vivió con sus padres en Belice. “Por eso primero aprendí a hablar en inglés y de ahí el gusto por acumular libros en dicho idioma”. También cultivó el gusto por la filosofía del griego Marco Aurelio.
Y, entre libros y deportes, Chikorita conoció las largas distancias y la oportunidad de hacerlo en solitario, olvidando al mundo que la rodea. Repite aquello del Asperger, de lo antisocial que es y del poco interés que tiene por entablar diálogo alguno con cualquier corredor que tenga a la vista.
Por el contrario, en su mundo existe la obsesión por el Joker (“Dejamos de buscar monstruos debajo de nuestra cama, cuando nos dimos cuenta de que estaban dentro de nosotros”).
Y en sus largos trotes, cuando el Asperger la altera, Alex cuenta del uno al 30 “cuantas veces sean necesarias. Y ha realizado competencias de 100 kilómetros continuos, por lo que dicho conteo podría repetirse en todo el recorrido.
Reitera: “no es la competencia en sí lo que me motiva, sino la oportunidad de estar sola, conectada con las montañas, conmigo misma”. Quizá por ello la resistencia al cansancio y al dolor. Subir y bajar montañas “como lo hiciera Caballo Blanco en territorio rarámuri”. Y, como aquel gringo del que decían estaba loco, Chikorita quizá algún día se quede a vivir en las montañas.
Su larga zancada la ha llevado a pisar territorios canadienses, estadunidenses, austriacos, franceses y alemanes. Y subir constantemente al podio le ha conseguido patrocinios con firmas importantes como Red Bull, Polar y Puma. Convertirse en una joven ultramaratonista de primer nivel, la que se da tiempo para hacer una maestría en sicología e intentar una segunda carrera en criminología.
Al Joker y al Sombrerero, añada usted el gusto por conocer las mentes de los asesinos seriales.
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Parte del dinero que Alex Roudayna gana con los patrocinios lo utiliza en una fundación que ayuda a perros y gatos. Le gustan tanto los animales (más que los humanos), pues tiene en casa seis gatos y tres perros.
El último cachorro que llegó a su vida se llama Dexter y es una de las razones por las que Alex decidió invertir parte de sus ganancias en los pequeños desvalidos
A Dexter –un cachorro negro y de patas cortas- me lo encontré en el kilómetro 70 de una carrera UTMEX en Huasca, Hidalgo, de 100 kilómetros. El perrito comenzó a seguirme hasta que el cansancio hizo que se detuviera y se pusiera a llorar. Me detuve un momento para preguntarle qué era lo que quería. Se me volvió a acercar, por lo que decidí meterlo en una mochila que cargaba en la espalda. Así llegué a la meta, en segundo lugar, pero con una mascota que está creciendo en casa”.
Es fácil deducir que los tatuajes y las mascotas seguirán multiplicándose en la vida de Chikorita, así como las ultramaratónicas carreras y las imágenes de la atleta mexicana de 29 años en los podios extranjeros. “Quiero hacer una carrera de 100 millas continuas”, algo así como 160.934 kilómetros.
Quizá también un día escriba un libro, con los cientos de textos que ha escrito en inglés para su padre. “Aunque no es precisamente un diario, trato de escribirle a mi papá todo lo que me ocurre en las competencias”.
Podría ser Chikorita en el país de las zancadas o simplemente El mundo de Chikorita, donde el Asperger la separa de los demás mortales, pero también la invita a rodearse de guasones, gatos y reinas de corazones.
Como dice el gato de Cheshire: “Siempre llegarás a alguna parte si caminas lo bastante”.
Alex Rounayda ha caminado más de la cuenta.