SIN CORTAPISAS

SIN CORTAPISAS

Por: Claudia Vázquez Andrade
Se seca el campo
Los agricultores de Tamaulipas van a terminar el año 2025, y empezarán de la misma manera el 2026, es decir; con la zozobra, la preocupación y la incertidumbre de lograr sobrevivir de esa actividad, porque hasta ahora no han logrado tener precios justos de sus granos, tampoco apoyos oficiales reales, y, por si fuera poco, hasta el programa de riego está en “veremos” porque la federación está “pagando” a los Estados Unidos lo que les corresponde de agua de acuerdo al tratado internacional en esta materia.
En pocas palabras, los agricultores de los distritos de Riego 025 del Bajo Río Bravo, y los del 026, del Bajo San Juan, podrían tener limitaciones y hasta cancelación de riegos para el ciclo agrícola primavera-verano 2026, porque estos dependerán de los “sobrantes” que queden, una vez cubierta la cuota a los vecinos del norte.
La reducción del programa de riegos para ambos distritos no sería nueva, porque en años idos hubo ocasiones que la necesidad, derivada de sequías prolongadas, y privilegiando el consumo humano, redujeron los números de riegos previamente autorizados por la entonces Secretaría de Agricultura y Recursos Hidráulicos.
Sin embargo, no se dejaba desprotegida la actividad agrícola y pecuaria, de tal forma que la producción no caía como sucede ahora, en donde además de la falta de agua para los cultivos, hay que agregar, por un lado, el “cansancio” de la tierra ante la falta de asesoría técnica, y, por otro lado, el abandono del campo, porque los productores dejaron de recibir apoyos para sacar avante la actividad y vivir de ella de forma decorosa.
Vaya, la situación de los distritos de Riego es tal, que las mismas autoridades ya pusieron sobre la mesa la posibilidad de considerar tierras de temporal al distrito 025 del Bajo Río Bravo, considerado este el segundo más grande del país, por su extensión territorial.
Hoy, pareciera que las autoridades están convencidas que la agricultura solo requiere de semillas y fertilizantes, y que, dotando de diésel a los agricultores, es suficiente para mejorar las cosechas y hacerla rentable.
En fin, la agricultura en Tamaulipas continúa estancada, y los agricultores cada vez más desesperados por lograr no hacer de ella su forma de vida, y no solo están perdiendo su pasión, sino también a sus familias que se alejan del campo en busca de una mejor forma de vida.
De seguir así, solo será cuestión de tiempo para decirle adiós al granero de México, y terminar comprando los granos a los vecinos del norte, que por extrañas razones no tienen problemas de abasto de agua.

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