SIN CORTAPISAS

SIN CORTAPISAS

Por: Claudia Vázquez Andrade.

A que le temen los morenistas.

Sin lugar a dudas que la estrategia de los morenistas de recabar firmas de los tamaulipecos para pedir a la ministra Lenia Batres que acelere el dictamen sobre el proceso instrumentado en contra del ex gobernador de Tamaulipas, Francisco García Cabeza de Vaca, toda vez que existe la convicción de que algunos integrantes del aparato judicial anterior favorecieron al panista con una serie de amparos, e incluso con la suspensión de ordenes de aprehensión.

La percepción ciudadana es que el ex gobernador Cabeza de Vaca abusó en el uso del ejercicio del poder y el manejo de los recursos presupuestales, y se cubrió las espaldas con funcionarios afines en al aparato de procuración y administración de justicia.
Hasta ahí, es entendible la estrategia morenista, sin embargo, algo no encaja o se entiende, y es el hecho de que tengan que recurrir al apoyo ciudadano con las famosas firmas para demandar acción de la justicia.
¿Acaso no se presume que hoy el poder judicial es justo e imparcial?
¿No se supone que no responde a intereses de ningún tipo?
¿Acaso no se dijo que no aceptarán presión o injerencia alguna en sus determinaciones?
Entonces, ¿Qué cambio, o que pasó? ¿Por qué la necesidad de presionar a la magistrada cuando se supone que al admitir la revisión del caso se presume de antemano que encontró posibles indicios o elementos de una mala toma de decisión por sus antecesores?
¿Acaso temen que el nuevo poder judicial, o en este caso en específico, la magistrada Lenia Batres sucumba a los encantos, que se presumen envolvieron a los que se fueron?
La verdad es que, las expectativas de los mexicanos y claro de los tamaulipecos sobre el actuar del nuevo poder judicial son muy altas, y espera que se aplique la ley en cualquier cantidad de casos que fueron “resueltos” por los que se fueron, pero existe la sospecha que “torcieron” la ley para favorecerlos.
Queda claro que recurrir a la estrategia de la demanda ciudadana, no es una buena señal para el ciudadano común y tampoco beneficia en nada al poder judicial porque entonces se podría presumir que el poder pasó a ser absoluto… Como antes.

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