SIN CORTAPISAS

SIN CORTAPISAS

Por: Claudia Vázquez Andrade
Corregidos y aumentados
“No somos iguales, ni somos los mismos”, fue un slogan de campaña que fue recibido con beneplácito por los mexicanos, y obvio por los tamaulipecos, porque si de algo estaban hartos, era precisamente del abuso del poder que representaban los políticos y funcionarios, y claro que también del presunto saqueo indiscriminado de los recursos del erario, sin dejar de lado la falta de justicia para esos depredadores o vividores.
Pero como una luna miel, el encanto disminuyó y finalmente terminó, porque al paso del tiempo, han ido aflorando acciones de algunos funcionarios, por no decir muchos, que terminaron haciendo lo mismo que aquellos a los cuales no solo criticaron, sino que los exhibieron para reforzar el repudio de la sociedad hacia ellos y sus partidos.
Ejemplo de ese comportamiento que se consideraba exclusivo de los llamados prianistas, hay varios en la actualidad, pero el último que se ha tenido conocimiento en Tamaulipas, es la venta de plazas y el acoso hacia los trabajadores para que renuncien y ocupar sus espacios para los amigos, o bien, compartir el sueldo, como se asegura se hacía en el pasado, y en algunos casos, hasta mejorados los procedimientos.
Parecerá increíble, sin embargo, los casos ahí están, plazas que se ofertan en los 50 o 60 mil pesos, dependiendo del “sapo” es la pedrada, y sin problema alguno puede formar parte de la nómina de la dependencia de moda.
O, el acoso que están viviendo los trabajadores de la SADER aquí en la capital tamaulipeca, en donde hay dos opciones, renuncian para no fincarles ninguna responsabilidad, o los cesan con el deshonor posible.
De hecho, del titular de esa secretaría en Tamaulipas, denunció ante los superiores la contratación indebida de personal utilizando su firma electrónica.
Y las historias siguen como es el caso de sembrando vida, en donde se asegura que los aspirantes entran sin problema alguno, aunque no cumplan los requisitos, no hay nada que ahí no se pueda arreglar
La voluntad política por transformar no se pone en duda, el problema radica en que las malas costumbres no han podido ser erradicadas.
Así que se podría decir no ser los mismos, pero siguen siendo iguales, sino es que mejorados…

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