SIN CORTAPISAS
Por: Claudia Vázquez Andrade
La soberbia de “Makito”.
El que sigue jugando a las vencidas con el poder, es el alcalde de Reynosa, Carlos Peña Ortíz, “Makito”, y la verdad es que alguien, bueno, sus asesores deberían aclararle que la historia de David y Goliat en política nunca va a suceder. Ahora sí que como dirían en el pueblo: Sería un garbanzo de “alibra”. Porque no es lo mismo ganar una controversia, que quitarle el poder a alguien, al que solo le hará un rasguño. Y esto viene a colación porque “Makito” sigue “montado en su macho” en el tema de la Comapa, y no porque dispute su control al Estado, pues a final de cuentas el “pleito” por ese motivo se ha dado en otros tiempos.
Ahí está el caso documentado del entonces alcalde Francisco García Cabeza de Vaca, que le ganó la disputa de la Comapa a Eugenio Hernández Flores. Así que muy seguramente solo será cuestión de tiempo para que oficialmente la Comapa quede en manos del ayuntamiento reynosense.
Pero, el problema no radica en eso, sino en la oposición de que los diputados locales por esa ciudad fronteriza, y un representante del Estado, ocupen un lugar en el Consejo de Administración de ese órgano operador del agua. Porque una cosa es la defensa de la autonomía municipal, y otra la transparencia del ejercicio de gobierno, en este caso, de la administración de la Comapa.
Sobre todo, porque como dijo la diputada local por esa ciudad fronteriza, Magaly Deandar, el participar dentro del consejo, ayudaría a coadyuvar en la solución de las problemáticas que enfrenta el organismo, que la verdad sea dicha, no son pocas, pues tiene cualquier cantidad de “caídos” fugas de agua potable y obvio problemas de carácter financiero.
Obvio que la oposición a la participación de los diputados y el Estado dentro de la estructura administrativa, lleva a presumir que algo no está bien, vaya, que pudiera haber malos manejos y por ello prefieren no tener “ojos ajenos” al grupo. Y de ser así, pues es entendible la cerrazón, y es aquí en donde “Makito” debería entender que los diputados y el Estado tienen la tarea más fácil, que es auditar. Dicen que en política no hay nada peor que la soberbia, y quizás tengan razón. Habría que preguntarle a los cabecistas hasta donde es verdad.