SIN CORTAPISAS
Por: Claudia Vázquez Andrade.
Beto Granados; tras “la borrega”
“Arreglado Matamoros”, es una frase que se utiliza en política para significar que no hay problema en determinado asunto, o que ya fue solucionado, sin embargo, en esa ciudad fronteriza se asegura que en este momento quien menos podría utilizarla es el ex alcalde de esa comunidad Mario “la borrega” López Hernández.
Y es que cuentan los enterados, que su sucesor, el también morenista Alberto Granados, lo trae “atravesado” por los desplantes hechos durante la campaña de proselitismo y hasta la presunta operación en su contra aquel dos de junio en que finalmente ganó la elección.
De ahí que ahora estén revisando de manera minuciosa toda su gestión, encontrando así a bote-pronto, una serie de irregularidades como personal que pasó meses y al parecer hasta años incapacitados, y otros casos en los cuales solamente acudían a cobrar. A decir de cercanos a unos y otros bandos, el equipo de “Beto” Granados no tendrá mucho problema para encontrar situaciones irregulares, porque se asegura que en el ejercicio del poder se cometieron muchos excesos.
La verdad, no sería extraño que se hayan cometido abusos incluso en el manejo de los recursos, pero lo que si llama la atención es la disposición del alcalde en turno por “auditar”, como dirían los priístas, a su compañero de sector y de partido.
Pero bueno, también se dice que el que se ríe se lleva, y el que se lleva se aguanta, y en política se asumen las consecuencias, y partiendo de ello, no habría que olvidar la rebeldía de la “Borrega” contra su mismo partido que lo mantuvo dos trienios en la alcaldía de Matamoros.
Incluso, se atrevió a hacer recordatorios maternos en contra de los operadores guindos que promocionaban el voto en favor del partido. Tal parece que Mario “la borrega” López Hernández no aprendió nada en su paso por el priísmo, ni de su padrino Baltazar Hinojosa Ochoa, porque estaba obligado a saber que en política no se mueve un dedo del partido en el poder sin la aprobación de su líder. Pero como dice el dicho popular: “Nadie aprende en cabeza ajena”.