SIN CORTAPISAS.

SIN CORTAPISAS.

Por: Claudia Vázquez Andrade.

La “suerte” de un ex alcalde.

La justicia es ciega, pronta y expedita, sin embargo, no siempre se aplica así, y menos en todos los acusados, o sea, pareciera que depende del acusado, algo así como; “hasta en los delincuentes hay niveles”, y quizás es aquí en donde se entiende porque algunos personajes de la política, aunque cuentan con imputaciones, siguen en libertad sin ser molestados y tal pareciera que sin riesgos de terminar siendo inquilinos de algún centro de ejecución de sanciones de la entidad.

Es público los ex funcionarios acusados de diversos delitos, sobre todo del gobierno cabecista, y por angas o mangas, no han pasado de ser imputados, pero desde la comodidad de su hogar siguen el proceso que presuntamente enfrentan.

El caso más sonado y que se vislumbraba con final de sentencia carcelaria dese inicios del presente año, es el de Enrique Rivas Cuellar, ex alcalde de Nuevo Laredo, acusado por la actual administración municipal de los delitos de ejercicio ilícito del servicio público y uso ilícito de facultades y atribuciones por encabezar una operación financiera fraudulenta que obviamente afectó las arcas municipales porque se pagó un sobreprecio de 55 millones de pesos en la adquisición de un bien inmueble.

En su momento, se festinó que el ex munícipe podía alcanzar una pena de hasta 14 años de prisión, sin embargo, algo sucedió que es hora que sigue gozando de libertad absoluta, al igual que sus ex colaboradores acusados de participar en la misma operación corrupta.

A ocho meses de que se aseguraba el ex alcalde sería juzgado y sentenciado, no ha sucedido nada, vaya ni la Fiscalía Especializada en Combate a la Corrupción ha dicho nada sobre el caso.

En fin, muy seguramente este caso será uno más de los que duerman el sueño de los justos, y al igual que las cuentas públicas que no pasan la auditoría se utilicen en un proceso electoral, si hay necesidad.

Por lo menos, no se encuentra otro argumento, partiendo del tiempo transcurrido y el silencio de medio mundo.

Ni modo, no termina uno por entender que la política es una y los políticos, los mismos.

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